Son zonas cercanas a los polos, en torno a los círculos polares, donde los inviernos son extremadamente fríos y los veranos cortos y frescos, con lluvias ligeras en verano y nevadas el resto del año. Su clima polar propicia que durante los largos inviernos la temperatura permanezca en promedio a −28 °C, y que el terreno esté cubierto por hielo y nieve.
En cambio, durante los cortos veranos, la temperatura puede variar de 0 a 10 °C, por lo que grandes extensiones se convierten en pantanos (turberas) en esta época; esto sucede por el deshielo, y porque los suelos no permiten que se filtre el agua, debido al permafrost, que favorece la solifluxión.